23.4 C
Santo Domingo
viernes, enero 17, 2025
spot_img

Plaza de la Bandera. Remodelación futura

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Transcurre el año 2030 y, al igual que los proyectos propuestos de carácter futurista para Santo Domingo mediante los artículos escritos en otras ocasiones, se pretende, básicamente, incidir sobre la revalorización y reforzamiento de los espacios públicos abiertos en la capital de la República Dominicana.

De esta manera se crea conciencia sobre la importancia de apreciar y usar nuestra ciudad; hacerla más amigable y vivible.

Tomando como eje básico de desarrollo urbano la vía troncal de la Av. 27 de Febrero, y partiendo de los polos generados por el Boulevard frente a Plaza Central, en el corazón mismo del Polígono, y el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, se ubica magistralmente en su forma más preeminente, y ya en su transición con el Municipio de Santo Domingo Oeste, La Gran Plaza de la Bandera.

Plaza de La Bandera Nacional Domicana / Saturnino Vasquez/acento.com.do

La misma luce gloriosa y ondeante, confiriéndole una importancia sin igual dentro del conglomerado urbano, y cuyo Eje-Ciudad adquiere la destreza de rigor desde el instante mismo que el uso de sus espacios toman otra dimensión, proyectando un número de visitas cada vez más frecuentes por parte de la ciudadanía.

Retrotrayendo un poco de historia de esta importante plaza: se construye en el 1973 y luego, al final de los 90, se remodela de manera muy tímida, tratando de preservar la esencia con que se previó originalmente.

Su estructuración fue concebida como Monumento Nacional para el tributo solemne a la enseña tricolor. Todo en un espacio descomunal, en una composición de carácter cuasi fascista (al mejor estilo hitleriano), apreciable solo desde el automóvil, distante al visitante, colocado en una enorme rotonda, rodeada de edificaciones para oficinas gubernamentales, produciendo una especie de aplastamiento, desolación, de gran confinamiento visual, y pérdida de la escala urbana.

De alguna manera este desproporcional espacio albergaba un propósito ulterior, quizás no revelado por sus originales diseñadores, y que lo sería básicamente de carácter estratégico-militar: unir el Ministerio de las Fuerzas Armadas con el Aeropuerto Internacional de las Américas, producto quizás de experiencias adquiridas a través de la Revuelta Civil del 1965, dividiendo la ciudad en dos secciones, mediante un enorme eje conectivo troncal.

Mucho ha cambiado esta percepción de la ciudad, habida cuenta de que esta principal avenida se ha constituido en una autopista urbana que, si bien trabaja con los esquemas de accesibilidad expresa, junto con la Autopista John F. Kennedy, creaba una segregación violenta de la ciudad en tres secciones, dificultando la relación norte-sur, y complicando de manera sistemática el tránsito y movilidad en el parque vehicular.

La Av. 27 de Febrero está en la cota más alta de la última terraza de la ciudad, a 20 ms sobre el nivel del mar y es en la actualidad el eje más importante de Santo Domingo, constituyéndose en una especie de columna vertebral urbana.

De ahí la importancia que le confiriésemos para la remodelación del Boulevard frente a Plaza Central, descrito en un artículo anterior. Proponíamos desfasar la calle hacia el sur e integrar a modo de una gran Plaza Abierta, adosada directamente a los edificios  y centros comerciales de la parte de norte de este tramo de la avenida, junto con la peatonización de calles laterales y hacerla más habitable, reforzando su uso como plaza citadina e integrando a todo el conglomerado el Tranvía Alameda-Aeropuerto Las Américas.

En esta ocasión, estamos proponiendo un uso intenso y deliberado de la Plaza de la Bandera a través de una adecuación del espacio mismo para, sin perder su esencia original, continuar rindiendo tributo a los símbolos patrios.

A tales fines se prevén facilidades para el peatón que desea simplemente atravesar la rotonda, mediante el uso de reductores de velocidad planos, con cambios de textura de pavimento y semáforos peatonales, preferiblemente colocados en las intersecciones o pasos cebras de peatones.

El tranvía propuesto en otras intervenciones nuestras no interfiere de modo alguno con la plaza, y su sistema de monorriel será colocado en las márgenes norte y sur, totalmente fuera de la plaza misma.

Asimismo, proveer facilidades de estacionamientos de manera subterránea en el área oeste y sur, aprovechando la privilegiada topografía que posee el monumento, dotando de un medio nivel soterrado y dos o tres pisos debajo de la tierra para albergar los vehículos cuyos ocupantes deseen disfrutar de los espacios públicos abiertos que nos brinda dicha plaza.

Es de vital importancia dotar de condiciones habitables a este gran espacio, mediante dos ejes de árboles de sombra, paralelos a la Av. 27 de Febrero para crear la direccionalidad e importatización reforzada debajo del Gran Arco semi-ojival, y al mismo tiempo bajar la temperatura diurna del lugar.

Un espacio tan descomunalmente enorme, por su escala y condición climática tan adversa, hay que dotarlo de velarias blancas que tamicen los rayos solares en algunas zonas, disponiendo de áreas de descanso para su uso diurno, con arbustos que no interfieran las visuales, pero que sean parte de la direccionalidad visual de la plaza y gran iluminación ambiental led adecuada para el uso nocturno.

Un modernísimo concepto paisajístico mediante montículos, con intrincadas geometrías, deben reforzar las áreas perimetrales del conjunto, creando unas tonalidades de verdes difuminados que, entrelazados y concatenados, junto con un sistema de iluminación indirecta al monumento y rayos láser, sean capaces de producir en el visitante una sensación alucinante de manera inolvidable y motivar así su regreso permanente a dicha plaza.

Se propone crear debajo de la misma, y contiguo a los estacionamientos soterrados, grandes facilidades sanitarias vigiladas y controladas, con un exquisito sistema de mantenimiento permanente, salones para charlas sobre la historia de la bandera, un Museo de la Bandera Dominicana, y oficinas administrativas, con centro de monitoreo y vigilancia permanente a través de circuito cerrado de TV.

En lo relativo al manejo del proyecto, tiene que conformarse un Patronato Rector, y una Policía Especializada para mantener la seguridad física de los visitantes y dar respuesta a cualquier contingencia que se presente en el lugar. De ahí que dicho patronato sea conformado no solo por la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, sino por el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Turismo, el Ministerio de las Fuerzas Armadas y, sobre todo, la Alcaldía del Distrito Nacional como gobierno y ente regulador de la ciudad.

En las áreas circundantes podrán preverse espacios donde se puedan difundir espectáculos de mucha calidad en música y teatro, alusivos al tema de la Bandera, todo para reforzar el acervo y educación de los munícipes de la capital y de las futuras generaciones.

El Gran Arco que se alinea de forma espectacular con el Eje de la Av. 27 de Febrero en una sinfonía de luces producidas por el levante y por la puesta del sol deberá poseer una bandera de mucho más calidad y tamaño que la que posee actualmente, así como el cambio inmediato de todas las que bordean toda la rotonda del conjunto, con unas de mejores confección, tamaño y calidad. El ruido zigzagueante de su ondear constante debe despertar sentimientos de dominicanidad y orgullo patrio.

La difusión de nuestra cultura y valores como nación, el consistente reforzamiento de la memoria histórica y el uso adecuado de los espacios públicos abiertos harán de la Gran Plaza de la Bandera hacia el año 2030 uno de los favoritos y un hito de referencia como monumento nacional, que redundará en beneficio de un orgullo dominicano hacia sus símbolos en el primer asentamiento urbano del nuevo mundo de las Indias Occidentales y capital primada de América, Santo Domingo de Guzmán.

*El autor es arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura y Artes, Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Santo Domingo, República Dominicana. Miembro del CODIA y de la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana (SARD).

Artículos Relacionados

últimas