Se forman rápidamente porque dos discos de gas giran en su interior en sentidos opuestos
Los astrónomos han descubierto por qué los agujeros negros supermasivos crecieron rápidamente en el universo primitivo: dos discos de gas giran en su interior en sentidos opuestos y esta inestabilidad acelera su formación.
Los astrónomos han descubierto la posible explicación de por qué los agujeros negros supermasivos crecieron rápidamente en el universo temprano.
Lo consiguieron estudiando la densa nube de polvo y gas con forma de donut que rodea a un agujero negro supermasivo oculto en una galaxia conocida como NGC 1068.
Los astrónomos se valieron del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) para estudiar por primera vez con el máximo detalle esta nube misteriosa.
“Gracias a la espectacular resolución de ALMA, pudimos determinar el movimiento del gas en las órbitas internas alrededor del agujero negro”, explica Violette Impellizzeri, autora principal de un artículo publicado al respecto en la revista The Astrophysical Journal. “Para nuestra sorpresa, encontramos dos discos de gas que giran en sentidos opuestos”, añade.
Los agujeros negros supermasivos ya existían cuando el Universo era joven, tan solo 1.000 millones de años después del Big Bang.
Lo que no acaban de entender los astrónomos es cómo estos objetos tan peculiares, con masas que superan en miles de millones de veces la masa de nuestro Sol, tuvieron tiempo para crecer tanto.
El nuevo hallazgo hecho con ALMA podría darles una pista. “Los flujos de gas que giran en sentidos contrarios son inestables, y eso significa que las nubes fluyen hacia el agujero negro más rápido que en los discos que giran en un solo sentido”, añade Impellizzeri. “Eso podría explicar por qué un agujero negro crece tan rápido”.
A 47 millones de años luz
NGC 1068 (también conocida como Messier 77) es una galaxia espiral situada a unos 47 millones de años luz de la Tierra, en dirección de la constelación de Cetus.
En su centro hay un núcleo galáctico activo, un agujero negro supermasivo que se está alimentando a partir de un delgado disco giratorio de polvo y gas, conocido como disco de acreción.
En observaciones anteriores de ALMA se había revelado que el agujero negro está tragando material y escupiendo gas a una velocidad increíble. Es posible que el gas expulsado del disco de acreción contribuya a mantener la zona que rodea el agujero negro oculta a la vista de los telescopios ópticos.
Impellizzeri y su equipo usaron la extraordinaria capacidad de zoom de ALMA para observar el gas molecular que rodea el agujero negro y, para su sorpresa, encontraron dos discos de gas que giran en sentidos opuestos.
El disco interno tiene se extiende por unos 2 a 4 años luz y sigue la rotación de la galaxia, mientras que el externo (también conocido como toroide), abarca entre 4 y 22 años luz y gira en sentido contrario.
“No esperábamos ver esto, porque el gas que fluye hacia un agujero negro normalmente gira a su alrededor en un solo sentido”, comenta Impellizzeri. “Algo debe de haber alterado el flujo, porque es imposible que parte del disco haya empezado a girar al revés por sí solo”.