El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, participó este martes en la jura de nacionalidad estadounidense de cinco inmigrantes, de los que destacó que «siguieron las reglas» y «obedecieron las leyes», en una ceremonia poco habitual que fue transmitida durante la Convención Nacional Republicana.
Los migrantes eran dos hombres de Bolivia y Ghana y tres mujeres del Líbano, India y Sudán.
Felicitó a los nuevos ciudadanos y se dirigió a ellos uno a uno
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, participó este martes en la jura de nacionalidad estadounidense de cinco inmigrantes, de los que destacó que «siguieron las reglas» y «obedecieron las leyes», en una ceremonia poco habitual que fue transmitida durante la Convención Nacional Republicana.
Los migrantes eran dos hombres de Bolivia y Ghana y tres mujeres del Líbano, India y Sudán.
«Siguieron las reglas, obedecieron las leyes, aprendieron la historia, abrazaron nuestros valores y demostraron que son hombres y mujeres de la más alta integridad», afirmó Trump tras la jura.
El presidente, que ha tratado de disminuir de forma drástica la migración irregular y también la legal, felicitó a los nuevos ciudadanos y se dirigió a ellos uno a uno, contando su historia y sus méritos.
Trump conversó primero con el boliviano, Robert Ramírez, del que destacó que «ha cumplido el sueño de crear su propia empresa, una empresa de construcción que emplea a cinco trabajadores».
«Buena suerte con la empresa, pronto tendrás a cientos de trabajadores, ¿cierto?», le dijo el presidente.
Trump siguió con la libanesa, Rima Gideon, de la que destacó que es titulada en Psicología: «En otras palabras, ella puede descifrarme», bromeó el mandatario, visiblemente de buen humor y provocando las risas de los ahí presentes.
Tras hablar con la mujer india, Sudha Naranayan, una programadora informática, Trump se refirió a la veterinaria Namet Waldosid, de la que dijo «es de Sudán y tiene un nombre muy bonito», y terminó la ronda con el médico ghanés Salah Abdul Samad.
«Se han ganado el bien más preciado, atesorado, querido y valioso en cualquier parte del mundo: se llama ciudadanía estadounidense. No hay mayor honor ni mayor privilegio», recalcó el presidente, antes de entregarles a cada uno de ellos un certificado con su nueva nacionalidad.
Fuente: EFE