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martes, diciembre 10, 2024
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Radio Caribe; la radiodifusión a imagen y semejanza de Trujillo, enfrentó la crisis final de 1958-1961 (III de XV)

José Miguel Gómez, médico psiquiatra y de la conducta.

“Trujillo a diferencia de otros dictadores, los únicos métodos validos fueron la represión y la intimidación, en cuya aplicación se le reconoció siempre verdadero virtuosismo y crueldad incomparable”.

Serie periodística: Sociología, Medios Masivos y la Cultura en la era de Trujillo. ‘Cronología’

Radio Caribe en teoría del sociólogo Bernardo Vega fue un instrumento de comunicación ideado por el criminal Johnny Abbes García que salió al aire cerca de la postrimería de la tiranía tenía una potencia de 50 kilos en onda corta y 20 kilos en onda larga, con los cuales pasó a ser la emisora más poderosa de la región del Caribe, asumiendo la defensa del sistema dictatorial trujillista y como mecanismo de opresión su propaganda era ofensiva y de intimidación.


Dirigida Radio Caribe por Eúclides Gutiérrez Félix, historiador, exsenador de la República y escritor dominicano quien sobrevivió al régimen y se ha mantenido en pies a tres generaciones; entre los años de 1958 hasta 1961, se vio sumida en una insalvable crisis social, en la que se confabularon actores de distintas esferas, mezclados con los factores políticos y económicos de diversa procedencia creando las condiciones históricas para el desmoronamiento de la dominación trujillista.


En medio de todo esto, Trujillo y sus publicistas diseñaron el proyecto radial más anheloso del Estado dominicano y todos los alrededores, con bastante alcance para que se escuchara en otras latitudes terrestres y, para tales fines, el tirano adquirió el más completo, moderno y potente equipamiento técnico para la transmisión que inicialmente, arrancaría con el nombre de Radio Nacional. Su línea editorial sorprendió a todos.


Que según sus gestores operarían como un proyecto radial de carácter político y cultural, sin embargo, en julio de 1960, quedó constituida como Radio Caribe bajo una Compañía por Acciones, CxA, Radio Nacional se convirtió en un medio particular del Chivo, bajo la dirección de José Martí Otero, propietario de una emisora deportiva que transmitía carreras de caballos y quien fue un hombre de mucha confianza de Trujillo.


En ese tenor, como todo sátrapa o persona que se agencia los ínfimos esfuerzos para obtener lo que desea sin medir consecuencias o escatimar recursos, reconocido por ambicioso, inescrupuloso y consagrada algidez sentimental, quien había desarrollado su régimen en un tiempo prospero para las dictaduras en Latinoamérica, tuvo además, otros países en contra como Chile, Guatemala, Venezuela y Cuba.


Empero, en aquellos días cruciales, donde la emisora trujillista saludaba defendía a la Revolución Cubana, desatando al mismo tiempo una feroz campaña de burla y ataques contra los Gobiernos de Estados Unidos y Venezuela

Así lo recuerdan
Historiades, periodistas, especialistas de la conducta y sociólogos a lo largo de casi seis décadas han asegurado que la era de Trujillo constituyó varios periodos de carácter socioeconómico y político con la implantación de un trienio de Gobierno violento, ensangrentado con las más nobles personas, también, con plaquetas de sus propios rufianes y quien no profesara con la línea ideológica del tirano que conllevaba a la subordinación perenne e irrefutable.


Trujillo representó una etapa en la vida del país imposible de reivindicar, a despecho de lo que pretenden entre nosotros muchos panegiristas de ese régimen con influencia todavía en nuestro quehacer político, y gente que trata por ese medio de justificar sus propios errores y claudicaciones pasados, a juicio del conductista José Miguel Gómez, autor del libro “Trujillo visto por un psiquiatra”.


El tirano supo mover todos los hilos del aparato administrativo y del sistema político nacional y demostró un expertis inherente a los dictadores, se arrogó el derecho de gobernar con poderes absolutos y sin someterse a ninguna ley. En materia de las relaciones internacionales su brazo manipulador y alienante alcanzó a los más avezados presidentes y gobernantes de la era.

“Trujillo a diferencia de otros dictadores, los únicos métodos validos fueron la represión y la intimidación, en cuya aplicación se le reconoció siempre verdadero virtuosismo y crueldad incomparable”, deploró.

La iglesia católica y Trujillo
Las relaciones del déspota estadista empezaron a deteriorarse desde cuando la jerarquía de la iglesia católica le negó el título de “Benefactor de la Iglesia”, de este modo, Radio Caribe inició así una campaña de difamación contra el nuncio papal Monseñor Thomás Reylli y los monseñores Ricardo Pitini y Francisco Panal Ramírez.
Los editoriales de la emisora acusaban a esos obispos de estar conviviendo con las monjas a su servicio. Similar campaña se desató también por la columna El Foro Público del diario El Caribe.

La prensa en la dictadura de Trujillo: Censura, manipulación y distorsión de la verdad

Así lo analizó el extinto periodista Rafael Molina Morillo, sobre la censura, la manipulación y la revisión exhaustiva de los textos, la distorsión de la verdad, las propagandas a favor del régimen y la exageración de temas que la dictadura quería resaltar, son algunas de las características que marcaron el periodismo dominicano en la llamada era de Trujillo de 1930-1961.

Tras Rafael Leonidas Trujillo Molina asumir el poder, dejó de existir la poca libertad de expresión que con libradas batallas y sangre,  había conquistado el país. Los articulistas eran adeptos al régimen y cualquier noticia negativa no trascendía. Solo por debajo se podía hacer ciertos comentarios entre personas de extrema confianza.

Procedimientos para las publicaciones.  El instrumento más eficaz de comunicación para la época era el telegrama, cuyo aparato se utilizaba para enviar  mensajes de una central a otra, y luego un empleado de oficina los hacía llegar de manera personalizada a su destino. La inmediatez en cuanto a la publicación de las informaciones no existía cuenta Molina Morillo.

Lo más rápido que podía salir a la luz pública una nota era en un plazo no menor de uno o dos días, porque los medios no manejaban tecnologías como internet, teléfonos móviles, correos electrónicos, mucho menos computadoras, además de otras limitaciones de la época.

Lo mismo ocurría cuando se necesitaba enviar una información del extranjero al país o viceversa. Se tenía que recurrir al telegrama, cuyo mensaje llegaba por telégrafo y tardaba un día, era la vía más rápida.

Aunque no así el caso de los periódicos impresos, ya que los ejemplares que llegaban por avión tardaban de dos, tres y hasta cuatro días más tarde, explica el autor de Mis Recuerdos Imborrables.

En un viaje que Trujillo realizó a Madrid, España, en junio de 1954, tuvo que esperar durante dos o tres días que llegara el avión con los periódicos para que él y su séquito pudieran conocer qué decía la prensa dominicana de su estadía en el extranjero.

Aun, el Todopoderoso Trujillo, no veía su periódico sino dos o tres días después de ser impreso.

Manejo de temas sociales, económicos y políticos. “Había un lavado de cerebro colectivo, menos en aquellas personas más cultivadas y con más sentido patriótico, que sabían realmente lo que estaba pasando el país”, explica Molina Morillo, quien al nacer el 31 de marzo de 1930, en La Vega, creció y se desarrolló en el trujillismo.

Dice que cuando apenas era un adolescente no tenía un criterio liberal, ya que creía todo lo que decían y pensaba que en su país se hacía lo correcto, por lo que su mentalidad comienza a cambiar cuando entra a la universidad e intercambia ideas con sus compañeros. 

El diplomático señala que la mediatización colectiva llegaba hasta lo ridículo y cita como ejemplo que cuando el país era afectado por una epidemia x, por más escandalosos que fueran los casos, se tenía que publicar que todo estaba bien, perfecto, como se decía ser Trujillo.

Aunque la gente se estuviera muriendo de enfermedades, como sucede en otros países del mundo, había que decir que todo estaba bajo control.  Las estadísticas también eran manejadas al antojo del imperio trujillista.

Se decía en la prensa que la economía era la mejor del mundo y que la gente no moría de enfermedades. Santo Domingo de Guzmán era la ciudad más limpia del mundo. Y la tiranía elogiaba sus infraestructuras. Como el pueblo no conocía otras ciudades, entendía que todo era verdad. También por la limitación que había en las comunicaciones y el transporte.

La gente repetía lo que escuchaba y se sentía orgullosa de su país. Ya sea porque formaban parte de la estructura o por ingenuidad, o simplemente, porque lo creían de buena fe.

Ramón Marrero Aristy, autor de Over, periodista y literato de San Rafael del Yuma, víctima de la represión trujillista.

Reportero en la tiranía. El protocolo a seguir para cubrir una actividad noticiosa de Trujillo no era nada sencillo.  Cuando Molina Morillo se desarrollaba como periodista tenía un terrible  temor a equivocarse, porque las equivocaciones con Trujillo no eran buenas,  ya que él las podía recibir de mal humor o de buen humor, dependiendo de su estado de ánimo, relata tal como si lo estuviera viviendo el fundador de la Revista ¡Ahora! y el vespertino El Nacional.

Uno de esos días, narra que en unas caravanas que siempre iban veloces,  compuestas hasta de diez vehículos, tenía que ingeniárselas para estar a donde iban. A veces salían tan rápido, que a él no le daba tiempo de preparase.

Ya estando prácticamente quedado, explicaba que sintió cuando uno de los automóviles de Trujillo se detuvo y escuchó una voz que le decía ¡Venga, suba, suba…!  Subió al auto al lado del chofer y cuando mira hacia atrás ahí estaban Anselmo Paulino, la persona encargada de verificar las crónicas que él redactaba y Joaquín Balaguer, entonces secretario de Relaciones Exteriores.

Ellos lo conocían y sabían de su oficio, por lo que iban conversando con mucha confianza, criticando de vez en cuando las actitudes de Rafael Leonidas Trujillo Martínez (Ramfis Trujillo), quien también iba en el viaje, y del propio Trujillo, pero con mucha cautela, usando nombres falsos y palabras claves para que el chófer y él no supieran de qué conversaban, pero aún así entendía.

Pensó que a lo mejor lo hacían porque Trujillo iba a creer más fácil cualquier versión de su equipo que del carajo que iba sentado frente a ellos.  El Tirano tenía una maquinaria de inteligencia muy fuerte.

Reporte periodístico de un viaje casual. Otra experiencia importante, la vivió Molina Morillo a sus 24 años, cuando había finalizado los estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, al cubrir de manera casual el viaje de Trujillo a España. 

Recuerda que recibió un telegrama del  jefe de Redacción de El Caribe, Germán Emilio Ornes Coiscou, medio en el que Molina Morillo trabajaba desde 1948, informándole que “el Jefe” viajaría a esa nación y que nadie mejor que él para reportar paso por paso los detalles del encuentro entre el dictador español, Francisco Franco y el sátrapa dominicano.

En junio de 1954, cubrir un viaje de Trujillo a España, uno de los hombres más poderosos y fuerte de la época, no era tarea fácil para un estudiante que salió de viaje por una beca otorgada por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, es decir, que estaba allí por propia voluntad.

“Todo, absolutamente todo lo que yo escribiera sobre el viaje del déspota, tenía que ser mostrado al hombre de confianza de Trujillo y aprobado por él, antes de mandarlo a Santo Domingo para sus publicaciones”, narró.

Al mostrarle a Anselmo Paulino lo escrito sobre la llegada de Trujillo a Madrid, España, preguntó que de dónde había sacado la cifra de 50 mil personas en el recibimiento a Trujillo a lo largo de la Gran Vía, no pudo contener el miedo  por temor a equivocarse, porque era el único periodista dominicano con acceso a las intimidades del séquito que el tirano llevó a su visita oficial en esa nación.  A éste solo le interesaba quedar bien ante los ojos de “el Jefe”, apuntó el expresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) del 2005-2006.

El 4 de junio de 1954, El Caribe publicó una crónica firmada por él que decía textualmente -Seiscientos mil madrileños dan la bienvenida a Trujillo-, una suma totalmente distorsionada a la que él había reportado.

Salario de los periodistas.  Los reporteros, como también eran llamados  entonces, tenían un sueldo entre los 80, 90 y 100 pesos mensuales. Molina Morillo inició su carrera periodística devengando un salario de 125 pesos, lo que podía considerarse un sueldo de lujo, gracias a que su primer empleo fue en el periódico El Caribe y sus directores tenían una filosofía diferente, por lo que contrataron muchachos jóvenes, sin experiencia, porque los experimentados ya tenían muchas mañas de pedir dinero, señala el exdirector del Listín Diario.

Con los 125 pesos se consideraba más que privilegiado, ya que al tener una beca en Madrid, España, siendo un joven soltero sin responsabilidad de familia, le era más que suficiente.

Después de la muerte del tirano. Todavía después de la muerte de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, en el país quedaron fuertes remanentes de la dictadura y la prensa seguía al servicio de los intereses de su familia. Se hablaba en la prensa de los criminales que habían matado al dictador.

El país comienza a sentir la liberación trujillista a mediados de 1961 y comienzos de 1962,  con la salida de la revista Ahora, el 15 de enero de 1962.  Volvió el Listín Diario y El Caribe pasó a la dirección de German Ornes.

¡Ahora! salió como una revista quincenal también con el veterano periodista Mario Bobea Billini, de subdirector, quien junto a Molina Morillo, hizo de publicaciones restringidas hechos completamente detallados, convirtiendo a ¡Ahora! en una de las más influyentes e importantes revistas dominicanas durante varias décadas.

La Voz del Yuna, radioemisora fundada en 1943 por Petán Trujillo para brillar y enaltecer a su hermano y toda su prole. Ubicada en Bonao, hoy Museo de la Radio.

Reflejos de Trujillo en la prensa. 

“Hay que luchar por mantener un clima de libertad, aunque sea excesivo, ya que para mí la libertad nunca será demasiada, pero para quienes la consideren así, es más conveniente que la represión”, sostuvo el escritor.

Las consideraciones del también abogado Molina resaltaban que la censura es como si hubiera otra persona que dijera: ¡Usted no puede ver esa película! ¡No puedes leer tal libro! Porque quien lo dice ya lo vio o leyó y entiende que no puede ser consumido por los demás.

Recordó que en enero de 2010, en el país se revivió un episodio de la misma época trujillista cuando grupos se movilizaron en contra de la presentación  de un libro escrito por Angelita Trujillo, hija del dictador dominicano Rafael Trujillo Molina (1930-1961), en el que alaba la figura de su padre y llama “traidores” a quienes le dieron muerte.  

Morillo catalogó ese episodio de la historia dominicana como un error y abuso inexcusable en esta época. Fue un error, una barbaridad y un abuso, porque actuamos de la misma manera en que lo haría el tirano.

El periodista asegura que no es trujillista, pero señala que prohibir que se toquen los merengues de la época y que se formen partidos trujillistas, representa  un atraso para el país, porque entiende que no son los lineamientos que forman parte de la libre expresión.

¿Censura? Aunque se ha debatido mucho en el país y se han publicado vastas biografías de Trujillo, el periodista de estos tiempos debe estar atento a cualquier asomo de limitación de la libertad de prensa, teniendo como visión lo mismo que pasó con el régimen y lo negativo que es cuando no se pueden decir las cosas como son.

Molina Morillo sostenía que: “Era preferible incurrir en errores por exceso de libertad de expresión que ser limitado y no dar toda la información que se tiene y es importante para la ciudadanía”.

“Hay que evitar que se suprima la libertad de expresión, porque podría ser el primer paso para volver a la dictadura de Trujillo”, recalcó.

Falta un camino largo por recorrer. El veterano periodista dijo que en la actualidad se cometen excesos y esos puntos se debaten, aunque prefiere que haya excesos a condicionamientos  previos.

Reflexiones
A partir de los datos y referentes expuestos aquí, es oportuno, advertirle a las generaciones actuales lo insalubre que sería repetir una época de incertidumbre, sangre, abusos y atropellos; que no se puede anhelar lo que no se conoce, no se ha estudiado o vivido. Lo correcto es realizar un levantamiento de información, análisis de documentos y exploración de pruebas, objetos, fotografías.

Visitar museos, edificios o consultar fuentes vivas o testimoniales (orales o escritas), y documentarse del pasado. Hoy, con las nuevas tecnologías son muchos los dominicanos nacidos a partir de los 90, que en momentos de indignación social, vociferan consignas alusivas a Trujillo, piden a gritos que regrese y promueven por medios de sus plataformas o redes sociales memes o caricaturas son voces huecas que desconocen su pasado histórico.


Es recomendable investigar y comparar aquellos tiempos de gobierno de terror y la realidad de la gobernabilidad de hoy por nuevos estadistas que arrastran atributos, mañas o habilidades de dictaduras. De imposición o absolutismo. El déspota no mide consecuencias para reprimir.


Han expresado expertos e historiadores que el avasallamiento de Trujillo jamás será olvidado por los dominicanos y, todos los que fueron víctimas de sus frustraciones, abusos y malandanzas, se mantiene inerte como una herida honda que no para de sangrar y de dolor generación después de generación. Es por eso, que en el prontuario popular se dieron tantas situaciones, casos y vicisitudes donde los medios de comunicación jugaron un rol estelar en la promoción y el establecimiento de este modelo de gobierno de lesa humanidad.


Recomiendan a las nuevas generaciones consultar historietas, comics, caricaturas u obras históricas, políticas y literarias ya sea noveladas o de texto didáctico, en géneros épicos o bélicos para documentarnos y edificar en la conciencia y vergüenza social en un intervalo de la sociología e idiosincrasia política y cultural dominicana que no fomente ni estimulé la repetición de un gobierno dictatorial y autoritario como el impuesto por Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Continúe leyendo la tercera entrega Periodismo y Periodistas, Pensadores e Intelectuales en la era de Trujillo, su incidencia mediática y sus últimos días al momento del ajusticiamiento del tirano. #Portazona.do

FuentesRoberto Cassá, Juan Daniel Balcácer, Filiberto de la Cruz, Rubén Darío Aponte Mendoza, Bernardo Vega, Victor Grimaldi, Juan Bosch, Fernando Infante, Héctor Minaya, testimonios de fuentes vivas, descendientes y sobrevivientes.

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Reportaje en desarollo…

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