Para Mayra Ramírez la pandemia trató de cuidarse de no contraer COVID-19, ella siguió todas las medidas de precaución para evitar contagiarse. Pero nada de esto sirvió y después de un tiempo comenzó a experimentar algunos síntomas de esta enfermedad, como la pérdida de olfato y gusto, así como el aumento de fiebre.
Después de que se le diera un seguimiento a su caso vía telefónica, la hispana de 28 años llegó al Hospital Northwestern Memorial en Chicago el 26 de abril en donde comenzó la experiencia más terrible de su vida. De acuerdo con lo que compartió a CNN, fue en el momento que le preguntaron quién sería la persona que tomaría las decisiones sobre su vida en caso de que ella no pudiera, cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación.
“Todo lo que recuerdo fue que me pusieron a dormir cuando me intubaron y luego seis semanas completas de pesadillas. Algunas de estas consistieron en asfixiarme mucho y lo atribuyo a no poder respirar”, narró a CNN.
Pero esto no fue lo peor, sino que a pesar de no tener una enfermedad previa, todos sus órganos estaban comenzando a fallar. Según lo que reportó la agencia AFP en junio, la enfermedad provocó grandes agujeros en su pulmón izquierdo, lo que dio paso a una infección bacteriana. Estos estaban perdidos, y necesitaba unos nuevos pulmones.La hispana de 28 años se sintió «confundida» al despertarse de la cirugía (Foto: Twitter@EdJoyce)
“Un trasplante de pulmón era su única posibilidad de supervivencia”, señaló a la agencia Ankit Bharat, jefe de cirugía torácica en el Hospital Northwestern.
Los médicos tuvieron que esperar hasta que Mayra diera negativo en la prueba de coronavirus para poder hacer el trasplante. El día llegó y el 5 de junio la paciente fue sometida a una difícil cirugía, según Bharat. El procedimiento duró alrededor de 10 horas ya que sus antiguos pulmones se habían adherido por dentro, lo que complicó la extirpación.
Pero la intervención fue exitosa y el doctor espera que este sea un impulso para que más personas que cuyos pulmones están defectuosos, puedan someterse a esta operación.
El hecho de que Ramírez sea joven y esté sana, es una de las razones que la convirtieron en una buena candidata, y le ayudaron en su supervivencia. Sin embargo, esto no era el final, ya que las implicaciones psicológicas que un trasplante conlleva, no son sencillas. El hecho de que Ramírez fuera una mujer sana y joven la ayudó a sobrevivir el trasplante (Foto: Twitter@drramirezs1)
“Me miré y no pude reconocer mi propio cuerpo. No podía hablar, apenas podía mover un dedo, no podía moverme. Tenía mucho dolor, estaba muy confundida”, narró la mujer quien a pesar de estar despierta, tuvo que permanecer intubada por algunos días más.
La batalla por la recuperación aún continúa, pues a más de dos meses de la cirugía, ella aún sigue teniendo dificultades.
“Aun sigo con mucho dolor, todavía estoy aprendiendo a usar mis nuevos pulmones, todavía se me corta la respiración, estoy trabajando en poder caminar por periodos de tiempo más largos y todavía tengo secuelas de pesadillas que tuve mientras estaba en el ventilador”, explicó a CNN.
Mayra fue la primera estadounidense que recibió el trasplante después de haber dado positivo a la prueba del coronavirus. Exactamente un mes después de que ella sobrevivió este procedimiento, Brian Kuhns de 62 años, y originario de Lake Zurich, se convirtió en el segundo.Mayra Ramírez aún no se ha recuperado por completo y está entrenando a su cuerpo (Foto: Twitter@drramirezs1)
Tanto Kuhns como Ramírez forman parte de los más de 4 millones de estadounidenses que fueron infectados con este virus. “Esto no es un engaño. Este virus es real, me pasó a mí”, advirtió Ramírez.