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martes, febrero 18, 2025
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La exasistente de Trump despedida por sus indiscreciones cuenta su historia en la Casa Blanca

Off the record es la expresión que en periodismo hace referencia a información que se obtiene de fuentes confidenciales o extraoficialmente para no ser publicada. Pero también es el título que Madeleine Westerhout ha elegido para el libro que acaba de publicar sobre el tiempo que fue asistente ejecutiva y luego directora de operación del Despacho Oval para el presidente Donald Trump. Nada sorprendente en la cultura americana tan prolija en publicaciones de este tipo si no fuera porque Westerhout fue despedida, del que afirma era “su trabajo soñado”, por indiscreta.

Desde que Trump entró a la casa blanca ella fue su asistente y después fue ascendida a ese cargo en el que desde su escritorio, situado en la antesala del despacho presidencial, podía ver quién entraba y salía, a quién llamaba el mandatario porque ella era la encargada de realizar esos contactos e incluso estar presente en algún momento histórico de las decisiones que desde allí se toman. La joven, de 29 años, también acompañaba a Trump, y a su familia, en sus desplazamientos a Camp David o Mar a Lago, las residencias que frecuentan en Maryland y Florida respectivamente.

Una carrera ascendente que auguraba un futuro sin tropiezos hasta que Westerhout se fue de la lengua en una cena y fue fulminantemente despedida a finales de agosto de 2019. En el libro, que ella afirma se lee como si fuera su diario, cuenta el tiempo que pasó en la Casa Blanca, los detalles de la noche que le costó su trabajo y la confusa situación personal que vivió después de ser despedida. Ya casi es tradición que durante los más de tres años que Trump lleva como presidente de Estados Unidos, los no pocos colaboradores de su Administración que han sido relevados de su cargo, hayan hecho declaraciones posteriores que retratan a un líder más impulsivo que venerable. Pero la indiscreta Madeleine Westerhout no va por ahí. En declaraciones a la revista People ha explicado que su libro trata de que “la gente tenga una descripción más precisa de nuestro presidente”. Y ha añadido: “Creo que ama a este país y está haciendo todo lo que está en su poder para mantener seguros a los ciudadanos estadounidenses, y solo quería compartir con la gente el presidente Trump que llegué a conocer”.

El entonces gobernador de Texas Rick Perry y Madeleine Westerhout en 2016.
El entonces gobernador de Texas Rick Perry y Madeleine Westerhout en 2016. BRENDAN MCDERMID / REUTERS

Si se trata de enmendar errores pasados o de hacer justicia a su jefe quedará como una incógnita para siempre, pero lo cierto es que Westerhout se mostró de lengua ligera para el puesto que ocupaba durante una cena con periodistas en la que compartió detalles íntimos sobre la familia Trump. Acababa de regresar de un viaje con Donald Trump a su club de golf de Nueva Jersey y fue invitada a cenar por otro asistente del presidente con cuatro periodistas en un encuentro no oficial. Ahora en el libro cuenta que este tipo de veladas son comunes entre los empleados de la Casa Blanca y afirma que “quedó claro desde el principio que todo lo que allí se decía era confidencial”.

La bebida debió hacer su parte de trabajo y Westerhout empezó a hablar de más. Durante la cena, dijo en particular que se sentía más cercana a Donald Trump que sus propias hijas, Ivanka, de 38 años, y Tiffany, de 26. Sobre esta última, fruto del matrimonio de Trump con la actriz Marla Maples, de quien se divorció en 1999, la asistente de su padre dijo: “Tiffany es una mujer joven que intenta encontrar su camino”. Y continuó explicando que estaba acomplejada por su peso y no le gustaba ser fotografiada en compañía de su hermana Ivanka. Para terminar afirmando que Donald Trump nunca prestó atención a su hija menor y que no le gustaba ser retratado junto a ella debido a su “sobrepeso”.

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