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sábado, octubre 12, 2024
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Fallece un voluntario que participaba en los ensayos de la vacuna de Oxford en Brasil

Las autoridades sanitarias de Brasil han anunciado este miércoles que un voluntario que participaba de los ensayos de la vacuna contra la covid de Oxford ha fallecido. La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria brasileña (Anvisa) ha confirmado que fue notificada sobre la muerte el pasado 19 de octubre. Aclaró además que, después de las revisiones correspondientes, las pruebas de la vacuna, desarrollada por la Universidad británica de Oxford junto con la empresa AstraZeneca, continuarán. Fuentes anónimas cercanas al estudio han informado a O Globo y a la agencia Bloombergde que el voluntario no recibió la vacuna sino un placebo. La información no fue confirmada por Anvisa, que alegó un acuerdo de confidencialidad.

En un comunicado, la Universidad de Oxford enfatiza que los incidentes con los participantes en el grupo de control son supervisados por un comité independiente y que la “revisión cuidadosa” no ha generado hasta el momento preocupaciones sobre la seguridad del ensayo clínico.

El fallecido es João Pedro Feitosa, un médico recién graduado de 28 años de Río de Janeiro, que murió por complicaciones relacionadas con la covid-19. La Facultad de Medicina de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) ha publicado una nota de pesar en la que profesores y estudiantes recuerdan “el buen doctor y alumno ejemplar” que fue Feitosa. La UFRJ lamenta la pérdida de un “joven promisorio”.

El médico, que trabajaba en la primera línea de combate a la covid-19 en Brasil, había compartido recientemente en sus redes sociales un desahogo sobre su trabajo: “La parte más agotadora de trabajar con la covid-19 es sin duda tener que lidiar con el sufrimiento, el miedo y la angustia de los pacientes que están confinados y sin contacto cercano con los seres queridos en un momento de extrema fragilidad. Es casi inevitable llevarse este peso a casa cuando salimos del ambiente hospitalario”.

La vacuna desarrollada entre el laboratorio AstraZeneca, que no se ha pronunciado sobre la muerte del voluntario, y la Universidad de Oxford es la principal apuesta del Gobierno de Jair Bolsonaro para una futura campaña de vacunación contra el coronavirus, que ya ha infectado a más de 5,2 millones de personas en el país y ha provocado la muerte de más de 154.000.

El Gobierno brasileño espera poder ofrecer 100 millones de dosis de la vacuna en la primera mitad de 2021, si las pruebas confirman su efectividad y seguridad, además de producir otros 165 millones de dosis en Brasil en la segunda mitad del año que viene.

La investigación de desarrollo de la vacuna está en la frase 3 de pruebas, que comenzaron en junio, y cuenta con 8.000 voluntarios que son monitoreados para verificar la efectividad de la tecnología. En la fase anterior, la investigación contó con un número más reducido de voluntarios y no se verificaron reacciones graves en los participantes.

Las pruebas de la vacuna de Oxford están suspendidas en Estados Unidos desde agosto. Dichas pruebas se detuvieron a nivel mundial en septiembre, cuando un voluntario del Reino Unido se enfermó, pero se reanudaron en las últimas semanas, también en Brasil, Sudáfrica e India.

Conflicto político

La noticia del fallecimiento de un voluntario durante las pruebas con la vacuna de Oxford llega como una ducha fría sobre los planes de Jair Bolsonaro, quien rechaza que el Ministerio de Sanidad de Brasil adquiera dosis de la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinovac en colaboración con el centro de investigación brasileño Instituto Butantan, en São Paulo. “No compraremos ninguna vacuna china”, ha repetido el presidente en más de una ocasión en los últimos días.https://abf83508e83d9d7825eeb954e1ee1300.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

El desarrollo de la vacuna CoronaVac es fruto de un acuerdo firmado entre la empresa china y João Doria, gobernador de São Paulo, antiguo apoyo de Bolsonaro y su actual rival político, que es acusado por los seguidores del presidente de ser un “traidor”. Parte de eso explica el rechazo a la investigación del Instituto Butantan, además de la sospecha común entre los bolsonaristas de que la propia China creó el virus como parte de un plan de dominación global.

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