«Que Haití no caiga en el olvido», exhorta el coordinador humanitario de la ONU en el país, Fernando Hiraldo, en momentos que la crisis de la nación más pobre de América se profundiza y amenaza con perpetuarse.
Hiraldo atendió a la Agencia EFE en una entrevista telefónica y abordó las dificultades crecientes de la población en un Haití paralizado por las protestas y las barricadas desde mediados de septiembre.
PREGUNTA: ¿Continúan las restricciones al trabajo de los actores humanitarios?
RESPUESTA: Desde mediados de septiembre la situación socioeconómica y la política -creo que es justo decirse- no ha parado de deteriorarse en la capacidad de la sociedad haitiana de acceder a recursos básicos, salud, educación, agua potable, etc.
Se han visto impactados muy negativamente por la existencia de barricadas en las calles, el bloqueo de la Nacional 1 y Nacional 2, que son los dos vértices de comunicación con el norte y el sur del país, y también por los problemas de escasez de combustible.
Estos obstáculos dificultan evidentemente que las organizaciones humanitarias puedan organizar su trabajo y asistir a cientos de miles de haitianos que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Las dos últimas semanas si bien ha habido menor número de manifestaciones en las calles, sustancialmente creo que sería erróneo pensar que la situación ha cambiado.
El bloqueo político continúa y genera problemas de movilidad. Porque hay barricadas, también hay problemas de seguridad y, en consecuencia, hay problemas de acceso a las poblaciones vulnerables. Llevamos en realidad dos meses de crisis continua.
P: ¿Ha aumentado el número de personas que necesitan ayuda humanitaria?
R: Creo que hasta ahora el problema que tenemos es estimar con precisión el porcentaje exacto de población que está en necesidad y localizarlo. ¿Por qué?, porque los actores humanitarios hasta ahora, como consecuencia de esas dificultades a la hora de la movilidad, de no poder tener acceso, no han podido completar las evaluaciones de necesidades.
Sabemos, y esto son cifras contrastadas, que a principios de 2019 había 2,6 millones de haitianos que necesitaban ayuda humanitaria. Sabemos también con certeza que esa cifra ha aumentado como consecuencia de la degradación de la situación política, económica y de seguridad.
Qué se ha hecho, hay un sistema de coordinación de urgencia que se ha establecido para coordinar la ayuda en el sector salud, y se está trabajando de forma muy estrecha con el sector logístico para ofrecer abastecimiento regular, a través de medios terrestres, marítimos.
En el tema de salud, hay dos poblaciones que están sufriendo especialmente: son mujeres embarazadas y mujeres en general.
¿Por qué embarazadas? En Haití hay mensualmente 25.000 nuevos nacimientos de media. Desgraciadamente, entramos en la novena semana de paralización o semiparalización, porque ha habido semanas más duras que otras, el número de mujeres que dan a luz fuera de centros médicos y sin asistencia de personal médico cualificado, desgraciadamente no ha dejado de aumentar.
En la medida que las mujeres dan a luz fuera de los centros hospitalarios -la media son 3.700 casos de complicaciones- se pone en riesgo la salud de la mujer y de los recién nacidos o fetos.
También hay que resaltar la vulnerabilidad de las mujeres, de media una de cada tres sufre violencia y una de cada ocho, violencia sexual. Si tenemos los problemas de movimiento, de abastecimiento, de asbentismo y funcionamiento de los servicios básicos, eso significa básicamente que el sistema nacional de protección para estas mujeres, tanto desde el punto de vista legal como psicológico, se encuentra también comprometido severamente.