El país sudamericano acumula más de mil muertos diarios por cinco jornadas consecutivas, superando el millón de casos registrados.
Tras registrar más de 1.000 muertos diarios por cinco jornadas consecutivas y superar el millón de casos, Brasil se acerca ahora a las 50.000 muertes, lo que ha encendido las alertas e hizo que diversas regiones volvieran a endurecer las medidas restrictivas para frenar la pandemia.
Según los datos del más reciente boletín del Ministerio de Salud, divulgado la noche de este sábado, los infectados en el gigante suramericano suman ya 1,06 millones, en tanto que la cifra de fallecidos asciende a 49.976.
Pese a que los números confirman a Brasil como el segundo país más azotado por la pandemia en el mundo, el acelerado avance de la enfermedad, que todavía no ha alcanzado su pico, no impidió que la mayoría de los estados y ciudades del país empezaran a inicios de junio la reapertura gradual de la economía.
Sin embargo, tras una dura semana en la que el país acumuló cinco jornadas por encima de los 1.000 decesos diarios -solo este sábado fueron 1.022 nuevos decesos- y rompió récord de casos en 24 horas, varios gobernadores han anunciado el endurecimiento de las medidas de restricción y distanciamiento social en los próximos días.
En el estado de Sao Paulo, el más poblado de Brasil con unos 46 millones de habitantes y el más golpeado por la pandemia, los números volvieron a crecer y la región encadenó esta semana cuatro jornadas consecutivas con más de 300 fallecidos diarios, para un total de unos 12.500 muertos y más de 215.000 contagiados.
Así, el gobernador, Joao Doria,estableció que dos regiones del interior deberán retroceder en el plan de reapertura y volver a cerrar comercios y otros servicios no esenciales.
«Siempre que necesario, tomaremos medidas más duras y avanzaremos en el Plan Sao Paulo solo si el Comité de Salud así refrendar», dijo Doria en una rueda de prensa, y añadió que «debido a la intensificación de la epidemia en algunas áreas» hubo «regresión» y «reclasificación» de dos regiones.
Asimismo, en la ciudad de Campinas, a unos 100 kilómetros de la capital paulista, el alcalde Jonas Donizzete determinó este sábado el cierre del comercio y prohibió la realización de cirugías electivas en la red privada de salud, con el objetivo de mantener la disponibilidad de camas hospitalarias para pacientes con la COVID-19.
La ciudad de Sao Paulo, sin embargo, contrasta con el resto del estado. Este sábado, decenas de personas volvieron a ignorar las recomendaciones sanitarias y ocuparon las calles, los centros comerciales y los jardines externos de los parques -que siguen cerrados- de la mayor urbe de América.
El avance descontrolado del coronavirus igualmente preocupa en el estado de Minas Gerais, en el sureste, donde, así como Sao Paulo, fueron registrados varios récord esta semana y ya se contabilizan 636 fallecidos y más de 27.300 casos confirmados.