En un avión se pierde el sentido del olfato.
Otro aspecto importante es la presurización de las cabinas que reducen el nivel del oxígeno en la sangre e impide que la nariz huela bien.
Además, el trabajo continuo del aire acondicionado en el interior de los aviones provoca una mayor humedad en el ambiente que afecta directamente a la nariz y vías respiratorias y disminuye la recepción olfativa.
Por norma general, ni los aviones ni los aeropuertos cuentan con instalaciones para cocinar y alimentar a todos los pasajeros ya que está prohibido tener cuchillos y fuego a bordo.
Por eso, las aerolíneas suelen usar los servicios de empresas de catering que preparan los platos en tierra.
La preparación de la comida suele ser para recalentar ya que los alimentos deben llegar refrigerados a los aviones.
Así, los platos están en óptimas condiciones de consumo para evitar enfermedades.