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lunes, octubre 7, 2024
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La capacitación magisterial es clave para mejorar educación

Para lograr que los centros educativos sean eficaces es necesario diseñar un plan de capacitación basado en un diagnóstico de las competencias del maestro, de manera que la formación docente inicial sea de un alto nivel y calidad.

Esa es una de las principales conclusiones del informe nacional del Programa Internacional para la Evaluación (PISA 2018), elaborado por un equipo del Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE), que fue encabezado por su director, Julio Leonardo Valeirón.

Tras resaltar que la experiencia que se desarrolla n el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) debe ser en el referente de la formación docente, el Ideice propone que el Gobierno ofrezca mayores incentivos para que los estudiantes de alto nivel de la educación secundaria decidan estudiar la carrera docente.

También destaca que el ingreso al sistema educativo para ejercer la función docente debe seguir siendo por concurso y que ese concurso debe asegurar que solo ingresen los mejores.

Otra de las claves es lograr que los procesos de supervisión, control y evaluación de la gestión de los centros educativos surtan efectos más reales y contundentes.

“Estas acciones deben ser alineadas con las políticas de gestión de los niveles y el desarrollo curricular, evitando la desarticulación y los mensajes contradictorios hacia los centros educativos”, sostiene.

Además destaca que el clima escolar tiene que ser estudiado en busca de evidencias que sirvan para diseñar programas que mejoren el ambiente del aula y la escuela en general.

Su perfil. En el marco de las pruebas Pisa se encuestó a los docentes de comprensión lectora. El 64.8% de los maestros era de género femenino y el 46.6% se encontraba entre los 36 y 50 años de edad.

Gracias a esa encuesta se determinó que los estudiantes de los docentes que completaron programas de formación inicial de más de un año obtuvieron calificaciones promedio más altas que aquellos que eran alumnos de docentes que completaron programas de 1 año o menos y más que aquellos que eran alumnos de docentes que no completaron ningún programa de formación.

Los estudiantes que tuvieron mejores notas fueron los de los maestros que tenían de 11 a 20 años de experiencia en las aulas.

Triste desempeño. En el año 2017 se realizó la Evaluación de Desempeño Docente (EDD), en la que participaron todos los docentes de aula del sector público.

Los resultados fueron lamentables: el 38% alcanzó la categoría de mejorable o insatisfactorio, el 35% bien o básico, el 24% muy bien o competente y 3% excelente o destacado.

Las clasificaciones más altas fueron las de las regionales de Mao y Montecristi, mientras que las que sacaron el peor desempeño fueron las de Bahoruco e Higüey.

En ese sentido, hay que señalar que el Ministerio de Educación está dividido por 18 regionales y que cada una de ellas incluye varias provincias y municipios.

Escolaridad. Uno de los desafíos de la República Dominicana es aumentar la escolaridad: “los bajos niveles de escolaridad promedio de la población adulta reflejan, en parte, los niveles de eficiencia interna del sistema”, señala informe que establece que para el año 2018 la escolaridad promedio en la población de 15 años y más era de 8.7 años.

Respecto a la escolaridad de los padres de los estudiantes evaluados en Pisa, el estudio establece que el 78.6% de las madres no posee educación superior. En el caso de los padres la cifra aumenta a un 83.9%.

El desempeño de los estudiantes cuyas madres asistieron a la universidad fue significativamente mejor que el de los demás: los hijos de madres universitarias sacaron 20.87 puntos más en comprensión lectora, 18.19 puntos más en matemáticas y 20.08 puntos más en ciencias.

En el caso de los padres universitarios aumentó más: sus hijos sacaron 24.24 puntos más en comprensión lectora, 20.85 puntos más en matemáticas y 22.76 puntos más en ciencias.

Sobreedad y repitencia. La sobreedad también afectó en gran medida en los resultados de Pisa porque aunque las pruebas no evalúan el contenido curricular los estudiantes que se encuentran en un grado inferior a su grado modal (el que le corresponde por su edad) suelen tener calificaciones más bajas.

El 40.22% de los que concurrió a las pruebas se encontraba en un grado inferior al modal. Esos estudiantes se encuentran en dicha situación porque 1) han repetido algún grado a lo largo de su vida académica, 2) abandonaron algún año escolar por razones no académicas o 3) han sido inscritos de manera tardía.

En el caso de Pisa, el 68.9% de los estudiantes que fueron evaluados había repetido algún grado.

Muy básico. Respecto a los resultados de las pruebas, el estudio destaca que el dato más importante es que el 79% de los jóvenes que tomaron la prueba de lectura solo comprende en un nivel muy básico los textos que se le dan a leer y que del resto la mayoría (un 15%) alcanza el nivel 2, que es la competencia mínima deseable.

Otro dato que resalta el informe es que existe una brecha de género: en las tres áreas las estudiantes tuvieron mejores resultados que los varones.

Retos. Al hablar de los retos, el Ideice aseguró que uno de los principales retos que debe enfrentar el país para mejorar el aprendizaje de los estudiantes es superar “la vieja traba del gran porcentaje de niños, niñas y adolescentes que trabajan, algo que constituye una seria limitación para la educación”. En ese sentido, dice que según la Oficina Nacional de Estadísticas en el 2015 el 13% de los niños y niñas de 5 a 17 años de edad se dedicaba a algún tipo de trabajo. En la zona urbana esta población representaba el 12%, mientras que en la rural subía a un 16%. Cuando se desagregaba por sexo, se encontraba que las niñas representaban el 9%, mientras que los niños constituyeron el 17%.

El dinero. El informe indica que las acciones desarrolladas en la inversión del 4% del Producto Interno Brito (PIB) al sector educativo preuniversitario han tenido su impacto en los insumos del sistema. Sin embargo, sostiene que hay que redoblar los esfuerzos para poder impactar positivamente en los aprendizajes de los estudiantes.

Por ello, asegura que deben “blindarse” todos los recursos financieros necesarios para que los planes de desarrollo curricular y gestión de los procesos educativos desde los distintos niveles puedan ser desarrollados plenamente. Esto implica, entre otras cosas, que libros de textos, materiales didácticos y otros recursos sean una prioridad para el desarrollo de los centros educativos.

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