HOUSTON EEUU.- Los Astros de Houston confirmaron anoche en un comunicado oficial la suspensión por 162 partidos que las Grandes Ligas le han impuesto a su lanzador, el derecho dominicano Francis Martes, tras dar positivo al consumo de una sustancia prohibida que mejora el rendimiento en el campo.
La dura suspensión que recibe Francis, de 24 años, se debe a que es la segunda vez que ha dado positivo al consumo de sustancias prohibidas.
Martes, que está en el roster de 40 jugadores de los Astros, no ha lanzado en las Grandes Ligas desde 2017.
De acuerdo a la información suministrada por las Grandes Ligas, Martes dio positivo a la sustancia Boldenone, un esteroide anabólico, que se usa comúnmente en caballos.
Martes ya fue suspendido en marzo del 2019 por 80 partidos tras dar positivo a un medicamento prohibido. Uno que algunos atletas han utilizado para contrarrestar los efectos secundarios del uso de esteroides.
«En todo nuestro sistema, los jugadores reciben educación a través de los programas de prevención y tratamiento de drogas de las Grandes Ligas», destacaron los Astros a través de su comunicado. «Esperamos que Francis (Martes) aprenda de esta experiencia en el futuro», agregó el comunicado.
Martes hizo su debut en las Grandes Ligas en junio del 2017. Tuvo marca de 5-2 con efectividad de 5.80 en cuatro aperturas y 28 apariciones en relevo con los Astros, además de sacar 69 ponches.
El lanzador derecho dominicano abrió cuatro partidos en Triple-A con Fresno en 2018, pero se lesionó el codo y se sometió a una cirugía Tommy John más tarde en el verano. Hizo tres aperturas en ligas menores en 2019.
La dura sanción impuesta al joven lanzador dominicano le costará el perderse otra temporada entera en la competición activa y tendrá que trabajar muy duro en el campo de entrenamiento para mantener su mejor forma física.
Mientras que la suspensión por parte del comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, es otro duro golpe a la imagen de los Astros, que siguen envueltos en la polémica del escándalo generado por la utilización ilegal de un sofisticado sistema de vídeo que les permitía robar la señales a los receptores rivales.
Luego las descifraban y pasaban la información a sus bateadores para que conociesen los lanzamientos que iban a recibir del lanzador que estaba en el montículo.