Luego de una presentación artística en el Salón La Mancha del Lina , el cantautor español, Braulio explicó por qué mandó a bajar del escenario una mujer que subió cuando él se encontraba cantando.
El artista romántico aclaró que le pidió a la dama que se retirara del escenario debido a que otra ocasión una mujer también subió y lo apretó muy fuerte, lastimando una herida en el hombrod de la sufre hace meses.
El pasado viernes 8, mientras Braulio cantaba una mujer subió a filmarse junto al artista, después de unos segundos el baladista caminó hacia un extremo del escenario y al ver que esta no se bajó paró la música y le solicitó que por favor bajara y le dejara terminar el show.
Comunicado íntegro emitido por el cantante:
A la opinión pública dominicana.
En 45 años de carrera y casi 74 de edad, esta es la primera vez que tengo que escribir una nota aclaratoria sobre algún hecho anómalo acaecido en el desempeño de mi profesión.
Creo que debo de empezar diciéndoles que a mí me encanta el contacto cercano con el público. Cualquiera que haya asistido a mis shows sabe que, donde se puede, suelo pasearme cantando entre las mesas y que, después de cada actuación, donde haya camerinos, siempre recibo y me fotografío con todos los que se acercan a mí persona. Incluso, en más de una ocasión, se ha dado el caso de que me he pasado casi el mismo tiempo posando para selfies, que el que estuve cantando.
De más está decirles que todo esto lo asumo como parte de mi trabajo y que nunca le he negado una foto a nadie.
Afortunadamente, el pasado viernes 8, en el Salón La Mancha del Lina, la nutridísima asistencia me impidió cumplir con mi vieja costumbre. La sala estaba tan llena que no quedaban espacios para que me paseara con cierta facilidad. Así que me quedé todo el tiempo en el escenario.
Sin embargo, al día siguiente, el sábado 9, en Las Matas de Farfán, al ver que allí sí se daban las condiciones, al ser un espacio abierto al aire libre, me bajé casi de inmediato a cantar a pie de pista. El público respondió de una forma correctísima y pude desarrollar la mayor parte del show entre las mesas del muy elegante Club Social Coopcentral. Para mí fue un show memorable y creo que, a juzgar por los aplausos, también lo fue para los asistentes.
Déjenme hacer, a estas alturas, un pequeño inciso para comentarles algo que tiene mucho que ver con mi actual desenvolvimiento en el escenario: Desde el 6 de mayo pasado yo no soy el mismo. Ese aciago día, al acabar un concierto en el Teatro Bellas Artes de San Juan, Puerto Rico, cuando ya me despedía del público boricua, tropecé con un monitor de piso, caí de bruces, me partí el húmero y, prácticamente, me deshice el hombro.
A consecuencia de ello me lo reconstruyeron en una larga operación y me implantaron una prótesis anclada en el hueso del antebrazo. Desde entonces estoy sometido a una dolorosísima rehabilitación, pero ya perdí mucha masa muscular que me será imposible recuperar a mis años y la movilidad de mi brazo y de mi mano tampoco volverán a ser las mismas.
Afortunadamente, mi voz no se ha visto afectada por ese triste percance.
Esto que les acabo de contar me ha hecho ser muchísimo más cauteloso y, por tanto, me muevo con más inseguridad en el escenario. También, si puedo, no extiendo la mano derecha al saludar, porque los apretones demasiado efusivos repercuten en el brazo y en el hombro. Finalmente, la más triste secuela de este penoso hecho es que desde mayo pasado no puedo tocar la guitarra y que dudo mucho que algún día pueda volver a hacerlo como antes.
Abundando en esto que les cuento, hace unos días, en New York, una señora también se subió al escenario y me abrazó fuertemente. Estuve a punto de perder el equilibrio y me costó mucho seguir con el hilo de la canción que estaba interpretando, porque la entusiasta amiga me apretujó justo donde más me duele.
Por todo ello, cuando la noche del viernes pasado me percaté de la presencia de la señora que subió al escenario en el Lina, ya la tenía a mi lado apuntándome de cerca con su celular, haciéndome un vídeo, y su cercanía me tomó por sorpresa- como creo que se refleja en el vídeo que alguien tomó desde el público.
Después de unos segundos de indecisión, me alejé un poco para no perder concentración en mi canto, pensando que la dama ya había logrado su objetivo de filmarme de cerca, pero ella no se bajó, sino que se puso a filmar al público desde la tarima.
Fue entonces cuando paré la música y le pedí que, por favor, me dejará concluir el show, que igual que subió ella, podía haberlo hecho cualquiera de los presentes de hecho, ya habían personas cerca del escenario con el teléfono en la mano y algunas podrían haberse subido, pues no había seguridad que controlase esa escalerita.